Yo confío, tú confías, Chile confía

Monserrat Duarte, jefa de operación social Hogar de Cristo O’Higgins

En tiempos en que la desconfianza parece haberse instalado en nuestra vida cotidiana, Hogar de Cristo invita a volver a creer. Este octubre, mes en que celebramos 81 años y dos décadas desde la canonización de san Alberto Hurtado, avanzamos con fuerza en la campaña Yo Confío, divulgada por Megamedia que busca algo simple y profundo: reconstruir la confianza desde lo humano.

En el jardín infantil Sol Naciente, en Lo Espejo, Santiago, el capellán nacional, José Francisco Yuraszeck, dijo: “Trabajamos para superar la pobreza en Chile, desde la más tierna infancia hasta las personas mayores, en situación de calle, con discapacidad o migrantes. Nuestro propósito es claro: superar la pobreza con amor y compromiso”.

Todas las encuestas muestran un ambiente de desconfianza institucional elevado. En el ámbito de las fundaciones, el escándalo de las oenegés, nos golpeó a todas, incluso a las que tenemos credenciales probadas de seriedad y una historia que nos avala.

Así, no es extraño que sean los más pobres y vulnerables, que conviven con la precariedad, quienes más desconfían de los que buscan usarlos para sus mezquinos intereses. Ellos sufren a diario en carne propia la desconfianza. Se enfrentan a portazos cotidianos y esto exige estrategias focalizadas para acercarse a ellos.

Reconstruir confianza es un proceso lento, más de cultura que de campañas, pero en Hogar de Cristo comprobamos mes a mes que “el milagro cotidiano” de san Alberto Hurtado, perdura. La generosidad de nuestros donantes existe, pero debe multiplicarse. Ese es el espíritu de Yo Confío, que nace para recordarnos que vivir en sociedad implica creer en el otro, colaborar, reconstruir vínculos. Nuestros socios entregan 8 mil pesos mensuales en promedio. La suma de esos montos contribuye a financiar el 50 por ciento del trabajo social que hace el Hogar de Cristo, el que favorece a casi 40 mil personas en pobreza severa cada año.

En nuestra región, cesamos la Hospedería de Rancagua, entendiendo que para superar pobreza se requiere de nuevos enfoques y metodologías de trabajo, que permitan la real inclusión de las personas. Por eso, ahora iniciaremos la implementación de un programa de apoyo territorial para 20 personas en situación de calle, a las que entregaremos servicios de apoyo en salud, trabajo y vivienda. Luego ampliaremos la asistencia a las comunas de Rengo y San Fernando, con la Hospedería San Benito y una residencia para la superación, con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social. En 

Rancagua y Coltauco, apoyamos a adultos mayores en sus domicilios, facilitando un envejecimiento más activo e integrado a la comunidad. Todo, sin olvidar a los más de 450 lactantes y párvulos y a sus familias en nuestros 6 jardines infantiles y salas cuna.

Pasada ya la mitad de Yo Confío, esta cruzada solidaria que culmina a mediados de noviembre, necesitamos que reafirmes que confiar es también una forma de actuar. Porque la desconfianza no se disuelve con discursos, sino con gestos concretos: encontrándonos, conversando, colaborando.

Siguiendo el legado del padre Hurtado, el Hogar de Cristo continúa convocando a todos a participar en la construcción de un país más justo y solidario. Cada aporte, cada palabra, cada acto de confianza, suma.

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