En Rancagua, Coltauco y Pichilemu, la institución llega a las casas de las personas mayores para entregar compañía y atención psicosocial, una labor que se enfrenta a las barreras geográficas y la creciente dependencia de la población. “El envejecimiento va a ir más rápido que nuestra capacidad de respuesta”, advierte Montserrat Duarte, jefa de operación social territorial.