Por: José Luis Garrido Rodríguez, Ingeniero comercial, Magister en Administración y Dirección de empresas
“El mundo está cambiando”, es una frase común y no debiera sorprendernos ya que la humanidad lo ha experimentado desde que ésta existe, lo nuevo es la velocidad de los cambios.
La primera revolución industrial, donde se pasó de una producción manual a una mecanizada, tuvo una duración de aproximadamente 140 años (1760 – 1900)
La segunda está marcada por la irrupción de la electricidad en todos los ámbitos de la vida en sociedad, lo cual generó un cambio en la producción industrial. Iniciándose una producción masiva y en serie, caracterizada por menores costos lo cual implicó más acceso de la población a los bienes y servicios. Esta etapa dura aproximadamente 60 años.
La tercera revolución industrial, está marcada por la informática, con un desarrollo acelerado de la computación, las comunicaciones, la nanotecnología, internet y principalmente la masificación del conocimiento, es una de las transformaciones cuyo impacto lo vivimos en nuestra cotidianidad. Este periodo dura aproximadamente 40 años.
Y, por último, la cuarta revolución industrial que comenzó aproximadamente el año 2000, se caracteriza por el desarrollo de los sistemas integrados, capaces de comunicarse a distancia, aprender, predecir, decidir y automatizar procesos repetitivos, cada vez a más velocidad.
Esto último, que está ocurriendo ahora, impulsa a todas las organizaciones, ya sean empresas, instituciones y negocios a replantearse y repensar su forma de operar, el modo de atender a sus clientes, cómo optimizar los procesos productivos y los procesos de apoyo administrativo, cómo utilizar los nuevos canales de ventas, cómo distribuir, cómo cobrar. Es decir, el uso masivo de las tecnologías digitales.
Este cambio, tan trascendental que estamos viviendo requiere que los colaboradores, en cada organización, posean competencias digitales, para impulsar la transformación y mantener la digitalización.
Es importante destacar que la transformación digital es un cambio cultural y estratégico que afecta a toda la organización y sus entidades relacionadas o stakeholders. Colocando a los usuarios y clientes en el centro de la organización.
Evolución de los requerimientos para la empleabilidad
Al mismo tiempo que se producían las transformaciones mencionadas, evolucionaban los requerimientos para la empleabilidad
El año 1950 se requería básicamente leer y escribir para acceder a un trabajo no especializado, el año 1970 se solicitaba tener aprobado 4to medio, el año 2000 ya se requería un título técnico o universitario y el año 2010 el requerimiento es contar con habilidades digitales.
Los centros de educación superior tienen un rol relevante como agentes de cambio, proporcionando las herramientas necesarias para que los trabajadores cuenten con habilidades digitales. En este ámbito, los Institutos profesionales y los CFTs poseen un protagonismo a destacar, ya que la formación de los estudiantes se realiza en un periodo relativamente corto. Adicional a esto, estas instituciones de educación superior pueden actuar en forma ágil en la generación de nuevas carreras o la modificación de las mallas curriculares actuales.
Es necesario destacar, que las habilidades digitales implican la habilidad para aprender, lo cual permiten la innovación, permiten que los colaboradores utilicen en forma eficiente las tecnologías y que desarrollen una actitud abierta al cambio, empoderamiento en sus roles internos, la autogestión, un auto aprendizaje continuo, un trabajo en equipo eficiente, con verdadera colaboración.
Estas habilidades y competencias, que como se mencionó anteriormente, deben ser proporcionadas por instituciones de educación superior que incentiven el cuestionamiento positivo, la persistencia en el cumplimiento de los objetivos, la resiliencia y la tolerancia al error.