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En el último tiempo hemos oído bastante el concepto “ecosistema de emprendimiento e innovación” para referirse a todos los factores que intervienen positiva o negativamente en el desarrollo de nuevas ideas, proyectos y empresas; así como también de todas las condiciones que deben darse en el entorno para fomentar la innovación.
Detrás de esos emprendimientos y de esa capacidad de innovar están las personas. Ellas, con su trabajo, conocimiento, habilidades y competencias forman el ecosistema base de las empresas y sus ideas, la base de la innovación.
Cada persona tiene la capacidad de impulsar cambios y obtener resultados distintos. En ocasiones, sin embargo, las empresas no damos los espacios suficientes para que nuestros colaboradores potencien sus ideas.
Si promoviéramos la innovación continuamente y fomentáramos proyectos para mejorar procesos, crear nuevos productos y servicios y desarrollar tecnologías, nuestras organizaciones serían mucho más competitivas y nuestros equipo de trabajo, el motor de cambio de esas organizaciones.
Son los colaboradores, sin importar su cargo o experiencia profesional, los que con sus ideas, proyectos y contenidos nos permitirán impulsar la innovación, sostener las tasas de crecimiento y entregar valor agregado a nuestros clientes.
Por ello, resulta primordial mantenernos inquietos y analizar nuestros propios ecosistemas empresariales para verificar que sí tenemos entornos propicios para la creatividad.
Mario Araya
Gerente General de Kibernum.