Centro Histórico de Lolol

El origen de Lolol se remonta al período precolombino., el sector fue habitado el sector por pueblos mapuches picunches. Hacia el siglo XVI era un asentamiento de tránsito que se consolidó en los siglos XVIII y XIX.

En la etimología Indígena Lol significa cangrejo y Lolo Tierra de Hoyos, lo que nos lleva a suponer que antiguamente Lolol era un cangrejal, lo que coincide con la presencia de terrenos vegosos en lugares cercanos al pueblo.

El poblado nace de los caminos que conectaban a pequeños núcleos rurales emplazados en la Zona Central de Chile, entre el valle del río Maipo y el del Maule, cuyos pobladores vivían de faenas agrícolas, manteniéndose hasta hoy una armónica relación entre el modo de vivir del pueblo y el del campo.

Su núcleo fundacional se estructura junto a la iglesia Santísima Natividad de la Virgen de la Merced, edificada en el año 1915 por iniciativa y bajo la dirección del sacerdote español don Cándido L. Llorente, y a la plaza de forma triangular que existe frente a la misma.

En 1903 el Presidente de la República señor Germán Riesco, firma el decreto que le otorga el título de Villa.

SU ARQUITECTURA

El triángulo fundacional está formado por las calles Las Acacias, Los Aromos y Las Achiras, vestigios del antiguo camino de orden colonial, donde se ubican amplios corredores exteriores continuos comunicados entre sí que le otorgan un carácter propio, enmarcando las fachadas de las antiguas viviendas coloniales de adobe y techos de teja, reminiscencia de las haciendas españolas.

La armonía del conjunto está dada por un lenguaje arquitectónico común, que se refleja en el uso de materiales predominantes como tierra, tejas y madera; y un sistema constructivo basado en muros y tabiquerías de adobe y elementos de estilo, como aleros, canes, sopandas, pilares y zócalos, todo ello enriquecido con la presencia ornamental de grandes maceteros cubiertos de filodendros y gomeros a lo largo de los corredores exteriores.

En sus casas están presentes elementos que remontan al período pre-colombino, los cuales se mezclan con los elementos típicos de las haciendas españolas, conformando construcciones que unen la estructura de la Casa Corredor con los muros de barda sobre los cuales se disponen las edificaciones, siendo aquello un testimonio de la influencia incásica.

La arquitectura se caracteriza por la graduación luminosa entre el interior de las viviendas en penumbra hacia el exterior a través de un aumento gradual de la luz proveniente del corredor exterior; en el patio los árboles, el parrón y finalmente el huerto, define la esencia de un pueblo rural de la zona central del país, donde conviven en perfecta armonía el asentamiento humano con el clima y el paisaje.

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