La calefacción y los riesgos a la salud

 

Losa radiante, estufas de gas, eléctrica o de leña, cada una de estas opciones puede ocasionarnos problemas de salud si no tomamos las medidas necesarias para impedirlo, Marcelo Lucero Yáñez, Director Escuela de Construcción y Obras Civiles AIEP, te explica los riesgos de cada tipo de calefacción y cómo evitar la dañina contaminación intradomiciliaria.
Lo primero que hay que saber es que para un ambiente climatizado y saludable, basta con mantener una temperatura entre los 19ºC y los 20ºC. Durante la noche deben ser un par de grados menos para dormir con comodidad y tener un buen descanso.
Otro consejo que sirve para todos los sistemas de calefacción es que deben mantenerse libres de residuos, para bajar los niveles de polvo en suspensión y otras partículas dañinas.
Una medida que debe tomarse es mantener sus revisiones al día y éstas deben ser realizadas por un experto, así evitamos los altos niveles de contaminación.
Las estufas con llama consumen oxígeno, producen gases y partículas tóxicas para el organismo. Por esto, es fundamental tenerlas en una habitación con salida inmediata al exterior, ya sea una ventana o puerta, de esta forma ventilamos el lugar y hacemos recambio de aire. Recuerde encenderlas y apagarlas en el exterior.
La leña es muy utilizada en el sur o el campo y la primera recomendación es sólo usar aquellos troncos que estén secos, ya que libera menos material particulado que la húmeda. Este material de combustión es el más contaminante dentro y fuera de la casa, liberando ácidos, polvo y C02, los que traen graves consecuencias para la salud.
Un método efectivo de calefacción son las modernas estufas láser, pero su sistema consume oxígeno, aumenta el nivel de CO2 y altera el nivel de humedad, resecando la mucosa de las vías respiratorias.
Con la loza radiante hay que tener cuidado de no excederse en la temperatura, los niños son los más sensibles y los primeros en presentar tos seca debido al bajo nivel de humedad en el ambiente. Lo mismo ocurre con los sistemas de aire caliente, que además pueden provocar molestias en los ojos y la piel.
Un último consejo general, una casa saludable es aquella templada, bien ventilada y con el nivel adecuado de humedad. Tome las precauciones necesarias según el método de calefacción que elija para su hogar.
 

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