Con éxito Hospital Regional Rancagua realiza cirugías de reducción mamaria

 A los 14 años se dio cuenta que sus pechos se estaban desarrollando más de lo normal. Hoy, a los 53 años, Cecilia León reconoce que pasó gran parte de su vida acomplejada y con importantes problemas de autoestima por el tamaño de su busto. 


“El dolor de espalda era insoportable, lo mismo en el cuello. Pero había algo que me molestaba aún más,  cada vez que iba a comprar ropa me avergonzaba, porque todo me quedaba chico o se me veía mal”, recordó la mujer.

Sin embargo, la historia de Cecilia cambió. Durante los últimos meses de 2012, el Hospital Regional Rancagua, dando cumplimiento  al compromiso del Presidente Sebastián Piñera de terminar con las Cirugías No GES, puso en funcionamiento un programa para atender aquellas patologías mamarias, como la mastoplastia reductiva para curar la hipertrofia mamaria, beneficiando a más de una veintena de mujeres en toda la Región de O’Higgins. 

“Muchos pueden pensar que las mujeres con busto grande están felices,  porque vemos a modelos o mujeres en los medios que están preocupadas de aumentar su volumen mamario, pero en realidad no es así, porque muchas de ellas viven acomplejadas, con problemas físicos y psicológicos”, comentó el doctor Marcelo Toledo, Cirujano del Hospital Regional Rancagua, quien estuvo al frente de esta iniciativa. 

Tal como dice el profesional, la reducción de mamas se realiza generalmente para aliviar un problema físico más que por motivos puramente estéticos, aunque esta mejoría es evidente.

Cecilia fue sometida a este procedimiento, en el que se removió   grasa, tejido glandular y piel de la mama, reduciendo el tamaño y peso de sus senos. 

En cuanto al nivel de satisfacción, el doctor señala que, en general quedan conformes y muy contentas con los resultados en este tipo de operaciones. “Además, los procedimientos  dejan cada vez menos cicatrices, mejorando el aspecto del busto. Muchas de ellas lloraban de emoción, otras me dijeron que por primera vez se iban a poner un traje de baño”.

Han pasado cuatro meses desde que Cecilia se operó. Asiste periódicamente a los controles y su recuperación avanza favorablemente.  Asegura que los cambios han sido evidentes, tanto en lo físico, porque ya no sufre de dolores de espalda, como en lo emocional. “Ahora salgo feliz a la calle y no siento vergüenza cuando me pruebo ropa. Esto es mucho más que lo estético, es un cambio de vida”. 
 

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