cuando el humorista “Bombo Fica” desarrolló su hilarante experiencia con la tarjeta de crédito Master Plop.
Probablemente, esta historia nace desde lo que la gente siente -en torno a una serie de cobros excesivos, pero, por sobre todo, no informados-. Esto último es especialmente grave, ya que afecta la confianza de todos los actores, especialmente de los consumidores o deudores menos informados, que confiaron en un “especialista” que les inspiró credibilidad y seguridad en lo que en su minuto les explicó y les prometió.
Desde la perspectiva de un crédito, ha existido una evidente asimetría de información en el tiempo, la que no exculpa al deudor de su obligación de llevar a cabo una decisión consciente e informada. Sin embargo, y tal como lo dice desde su inicio el Sernac Financiero: “Sabemos que muchos consumidores tienen problemas con las empresas financieras; no saben cuánto terminarán pagando por el crédito, reciben cobros que no entienden o se ven obligados a firmar contratos que parecen estar en chino.”
En este sentido, el Sernac Financiero constituye un importante paso para mejorar el poder de negociación de muchos deudores, para quienes la construcción e idioma de la oferta financiera en el mercado no les permiten asimilar estos contratos escritos en chino, generalmente de adhesión, y de modificación unilateral.
Entre algunos de los beneficios que el Sernac Financiero ofrece a los clientes de instituciones financieras y comerciales, se encuentra que estas entidades deben informar cuál es la “Carga Anual Equivalente”, es decir, el indicador que se expresa en forma de porcentaje y que permite comparar el mismo crédito en distintas entidades financieras, y además que estas no pueden “amarrar” a sus usuarios con otros productos. Y entre los derechos del consumidor algunos son que el cliente tiene derecho a exigir que los contratos se entiendan, sean simples y claros, y también tiene derecho a cerrar su cuenta en 10 días sin que le pongan problemas.
Aún cuando creemos que el Sernac Financiero mejorará la asimetría de información histórica entre oferentes y demandantes, es difícil que pueda por si solo generar un nuevo paradigma de relación basado en la concreción y en el ejercicio de la confianza, en aras de propiciar instancias de regulación a través del establecimiento de niveles de autonomía responsable entre las personas y empresas financieras.
La confianza es esencial cada que vez que nos encontramos en una situación caracterizada por la incertidumbre y la falta de conocimiento. Cuando no contamos con información perfecta o la misma es muy costosa, las acciones racionales se vuelven casi imposibles. En dichos casos quedamos paralizados, a menos que recurramos a confiar en lo que nos está diciendo la institución que nos provee de un determinado servicio, a través de personal experto e idóneo.
Este nuevo paradigma basado en la confianza, probablemente evitará, entre otras cosas, que en nuestra calidad de ciudadanos chilenos, nos vendan un seguro por si nos perdemos en Alaska o nos pise un canguro.
Jorge Gándara Cameron
Gerente General PayRoll Bienestar