Los correctos hábitos alimenticios se construyen desde la primera infancia
– En los últimos treinta años la prevalencia de obesidad infantil en el mundo ha aumentado en una proporción alarmante afectando tanto a los países desarrollados como aquellos en vías de desarrollo. En este contexto resulta fundamental entender que una sana conducta alimentaria se genera desde la primera infancia.
En la época de vacaciones se suelen relajar los hábitos alimenticios. Las tentaciones aumentan tanto para los adultos como para los niños. Patricia Cifuentes, nutricionista de la JUNJI, señaló al respeto que es importante buscar un equilibrio nutricional a la hora de alimentar a los más pequeños, no sólo en verano sino que también durante todo el año, práctica que promueve la salud y evita la obesidad a futuro.
Según la profesional, la alimentación del niño (a) que corresponde a la etapa entre los 2 a 6 años debe ir acorde a sus necesidad nutricionales, ya que en esta edad el crecimiento es más lento y estable, en donde los niños (as) aumentan en promedio unos 2 Kg. de peso y de 5 a 6 cms de talla al año.
“Por ello se hace necesario considerar con más fuerza algunos aspectos psicológicos en relación a la alimentación, ya que el niño (a) adquiere en la primera infancia la mayor parte de los hábitos alimentarios y preferencias que determinarán en gran medida el tipo de alimentación futura. El niño (a) irá progresivamente siendo capaz de alimentarse por si solo en una situación transitoria entre la absoluta dependencia, en el primer año de vida y la independencia del escolar”, explicó.
Detalló que desde los 24 meses, los niños (as) deberían incorporarse progresivamente a los horarios de alimentación familiar, primero sentándose a la mesa y luego recibiendo una dieta igual a la del resto de la familia, salvo excepciones en que varía la consistencia de algunos ingredientes.
“Se debe considerar que el apetito tiene variaciones individuales y si un niño (a) no come todos los día la misma cantidad, esto puede deberse a múltiples factores no patológicos, debiendo tranquilizar a los padres, si su estado nutricional y de salud se mantienen normales”, comentó.
Evitar la obesidad
En los últimos treinta años la prevalencia de obesidad infantil en el mundo ha aumentado en una proporción alarmante afectando tanto a los países desarrollados como aquellos en vías de desarrollo. En este contexto resulta fundamental entender que una sana conducta alimentaria se genera desde la primera infancia, resultando primordial el rol de los padres en ello, ya que según la nutricionista “la exposición reiterada al alimento puede cambiar el rechazo inicial por aceptación y así establecer una dieta variada que asegura un patrón de alimentación saludable a futuro”.
“Las verduras y frutas son excelente fuente de vitaminas, (como vitamina C, E, K, niacina, ácido fólico y provitamina A), minerales, fibra y antioxidantes. Estos son compuestos químicos que tienen la capacidad de eliminar o neutralizar la acción de los llamados radicales libres, responsables de enfermedades cardíacas, algunos tipos de cáncer y el envejecimiento”, destacó.
¿Qué comer?
Según lo explica Patricia Cifuentes, es importante considerar una variedad de alimentos saludables que aportarán al niño (a) la energía y nutrientes que necesita para su desarrollo y crecimiento. Lo recomendable desde este punto de vista es:
1. Incluir frutas y verduras: dan colorido a la preparación, contienen fibra y vitaminas. Lo ideal 3 frutas y dos platos de verduras al día
2. Conocer el tipo de grasas: los niños (as) necesitan incluir grasa en su dieta, pero se deben limitar las del tipo saturadas
3. Elegir cereales integrales: los cereales incluyen pan, cereales del desayuno, el arroz y las pastas. Los cereales integrales son mejores que los refinados, elegir los que contengan menor contenido de azúcar y sal
4. Beber agua: hidrata y favorece la eliminación de toxinas del organismo y regula la temperatura corporal
5. Elegir un menú equilibrado: opta por comidas que incluyan una variedad de alimentos, carnes, pescados, legumbres, cereales, verduras, frutas, lácteos, etc.
6. Evitar colaciones o snacks de fabricación industrial
7. Incentivar a los niños (as) que participen en la compra y en la cocina en la medida de sus posibilidades para enseñarles y motivarles a comer de todo y saludable