Empresarios y operadores turísticos reconocen manifestaciones de patrimonio cultural en el Valle de Colchagua
A diario y casi sin darnos cuenta, nos vamos insertando a través de la creciente tecnología actual, en nuevos procesos y costumbres generadas por el efecto globalizador, con ello, la consolidación de la identidad aparece a nivel mundial como un importante capital.
Generalmente asociamos al patrimonio cultural de un país o una región con grandes monumentos y manifestaciones del pasado, sitios y objetos arqueológicos, o con la arquitectura colonial, documentos y obras de arte, no obstante, las diversas manifestaciones de la cultura popular, las poblaciones o comunidades tradicionales, las artesanías y artes populares, la indumentaria, los conocimientos, valores, costumbres y tradiciones características de un grupo o cultura, constituyen lo que conocemos como patrimonio vivo.
Podemos decir entonces, que los bienes culturales que en el presente son creados con una especial importancia histórica, científica, simbólica y/o estética para una sociedad, o por aquellos que han sido legados a una nación a través de la historia, constituyen el patrimonio cultural.
En este contexto, se realizó el cuarto curso perteneciente al proyecto de Fortalecimiento Laboral del sector turismo vitivinícola, agenciado por COPEVAL DESARROLLA y cofinanciado por INNOVA CHILE CORFO. La actividad denominada “Patrimonio cultural de la región”, reunió en el restaurant PanPan VinoVino, a numerosos empresarios y operadores turísticos de la zona, quienes recibieron diferentes conocimientos y competencias relacionadas a cargo de la docente de la Universidad Católica, Celina Rodríguez.
Mediante la exposición de la profesional, los participantes pudieron reconocer como patrimonio cultural a todas aquellas manifestaciones tangibles e intangibles que nos identifican como país y como pueblo, y en particular a las existentes en nuestra zona. “Sólo sabiendo quiénes somos podemos comprender nuestra historia, enfrentar nuestro presente y proyectar nuestro futuro”, enfatizó.
Así mismo, agregó que esta es una zona con una riqueza patrimonial exuberante, y que lamentablemente falta información de cómo valorar el patrimonio que se tiene, por lo que en este sentido, se hace necesario crear redes asociativas entre los distintos grupos sociales, “porque al patrimonio lo tenemos a flor de piel y siempre lo hemos tenido. Hay que reconocerse con él y éste tendrá el valor que nosotros le asignemos. Por ello, es muy importante que los asistentes a este curso, reconozcan su propio entorno y valorar lo que tienen: paisajes, frutos de la tierra, infraestructuras, zonas típicas, fotografías, documentos, artesanía, obras de arte, y tantos otros.”
Para Mirta Núñez J., empresaria gastronómica y participante de esta actividad, tiene un significado especial ya que “para mi representa una gran satisfacción personal el haber participado en este curso, porque a nosotros como empresarios nos ayuda a caracterizar y darle un sentido a lo que hacemos. Además me sirve para comprender muchos conceptos, específicamente a cómo dar valor a un bien o patrimonio”, comentó.
Finalmente y a modo de conclusión,
Celina Rodríguez, hizo hincapié en que el mercado debe responsabilizarse en entregar una mayor especificidad en la información que se ofrece, ya que las personas necesitan de mayor conocimiento y cercanía con las expresiones humanas más fundamentales, y de esta manera otorgar un significado trascendental a las experiencias de vida.