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Su principal atractivo se centra en su arquitectura, lo que motivó a que fuera declarada Zona Típica. Se destaca la Iglesia por su estilo arquitectónico, complementado por el entorno donde se emplaza ocupando terrenos cedidos originalmente por doña Francisca Muñoz de Gormáz a la orden franciscana para fundar un hospicio a fines de 1600. En 1722 se ratifica la fundación del hospicio. Fue entonces, por orden de Felipe V cuando se erige un convento, que daría posterior origen a la formación del caserío a su alrededor. El convento se concluye en 1725 y toma el nombre de San Pedro de Alcántara. La obra original fue dañada; lo que da paso a nuevas construcciones y restauraciones a principios de este siglo.