Tradicionalmente los trompos eran hechos por artesanos y construidos con madera de espino. Hoy la elaboración se ha industrializado y las maderas son más bien blandas, incapaces de durar en el “quiño”, prueba que cosiste en “herir” al trompo perdedor con la púa.
Algunas variaciones del juego son la prueba del círculo dibujado en el suelo. Uno de los participantes tiene que “tirarse” primero y quedar girando dentro del círculo. La idea es que el resto intente pegarle a ese trompo. No tiene un número determinado de competidores. Cuando el trompo termina de girar tiene que quedar fuera del círculo, uno no lo puede sacar. Debe salir sólo con los golpes o choques de los otros. En ese momento puede empezar a participar. Si el trompo bailando sale del círculo se puede tomar con la mano, donde debe seguir bailando. Luego se lanza sobre los otros trompos. El juego no tiene fin.
El juego tiene varios términos que pueden ir variando según el lugar y la época. Pero podemos referirnos al trompo “sedita” o “plumita”, que es el que se queda dormido en la mano o al “cucarro”, trompo que emite un ruido similar al del telégrafo cuando baila, esto es por tiene la púa chueca.
Este juego es practicado por grandes y pequeños en nuestra región y en todo el territorio nacional.