Bistec a lo Pobre

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altA Ud., muchacho joven aún, inexperto en materia culinaria, quiero darle a conocer este platillo abundante, sabroso y llenados, cuya presencia estimula el entusiasmo por la vida y aleja depresiones y tristezas.
En una fuente ovalada le será presentado este estupendo bistec grueso y jugoso, acompañado de abundantes y robustas papas fritas bien doradas, una buena porción de cebolla de pluma gruesa frita en buena forma, dos huevos fritos, con la yema iniciando apenas su cocción, además, si está en Talca o Curicó le pondrán un moldecito de arroz graneado en un extremo para que enjugue la yema de los huevos.
En fuente aparte una ensalada chilena, le permitirá ir alternando crudo y cocido y de vez en cuando un “aro” le dará ocasión de desplazar los sólidos con una copa de algún tinto áspero y grueso.
Esta utopía culinaria podrá Ud. realizarla no sin dificultades, pero le sucederá como a los escaladores de montaña, que mientras más alta es la cumbre y más arduo los esfuerzo por alcanzarla, mayor es la satisfacción cuando corone la cima con su banderola. En todo caso si Ud. alguna vez ha tocado la batería en una orquesta de jazz o toca el armonio con varios teclados, tendrá la ventaja del entrenamiento adecuado para manejar la batería de cocina con dos sartenes y dos ollas simultáneamente, para agasajar a su grupo familiar de cuatro personas (si son más llevelos a un restaurante).
Ingredientes:
– 4    bistec de lomo o de filete    
– 12    papas largas    
– 4    cebollas    
– 8    huevos   
 – aceite   
 – sal y pimienta   
Preparación:
Encienda el horno con llama pequeña, para calentar cuatro fuentes ovaladas en que servirá esta fritura, además para mantener calientes los componentes que vayan estando listos. Disponga dos sartenes y dos ollas extendidas sobre los 4 quemadores de la cocina y vaya encendiéndolos según necesidad.
Pele las papas y córtelas a lo largo en tiras gruesas, nada de papitas fritas enclenques y esmirriadas.
Pique las cebollas en pluma mediana. Propine algunos golpes a los bistec, si lo estima conveniente. Caliente fuertemente el abundante aceite de una olla para freír las papas, y en la otra cacerola fría la cebolla a toda llama en 3 cucharadas de aceite. Espolvoree sal en ambos sartenes, encienda los dos quemadores y luego gotéeles el aceite hasta untar toda la superficie; ponga dos bistec en cada sartén y haga funcionar el aspirador de la cocina para que el humo de toda esta fritura no interfiera en la atenta vigilancia que deberá mantener en forma permanente. (previamente se habrá cerciorado de que el balón de gas licuado tenga suficiente contenido, una falla de este jaez sería desastrosa).
Retire del horno las cuatro fuentes calientes y póngalas separadas en la mesa de cocina, introduzca 4 marraquetas y saquéelas en cuanto su corteza esté crujiente. Con una espumadera retire las papas doradas y póngalas en un tiesto sobre papel absorbente, salpíquelas con sal y manténgalas en el horno apagando sus llamas. Distribuya la cebolla en las cuatro fuentes, voltee los bistec y ponga a freír los huevos en parejas, en la olla plana donde estaban las cebollas, trasegando aceite suficiente de la olla de las papas. Divida las papas en cuatro porciones y colóquelas en las fuentes. Acomode los bistec y cubra cada uno con un par de huevos fritos.
Si le gusta la idea, ponga un moldecito de arroz graneado, preparado previamente (no hay quinto quemador), arrimadito al bistec con huevos.
Traslade las fuentes, tomándolas con un guante de cocina (recuerde que las calentó al horno) al comedor donde esposa y dos hijos (no da para más) esperan anhelantes, estimulados por los vapores de tanta fritura simultánea.
No olvide que la ensalada a la chilena, debe ser aliñada en el último momento, y que las marraquetas calientes tapadas con una servilleta, son indispensables para empujar y sopear jugos, aceites y yemas.
Satisfecho y contento después de este jolgorio gastronómico, tómese un día de descanso que bien se lo merece.

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