Inocuidad de las vacunas contra la COVID-19

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Cómo se garantiza la inocuidad

Miles de millones de personas se han vacunado de forma segura contra la COVID-19. Todas ellas se han sometido a ensayos rigurosos y continúan siendo evaluadas. 

Como se hace con todas las vacunas, las que se desarrollan contra la COVID-19 pasan por un proceso riguroso de varias fases que incluye, por ejemplo, la realización de amplios ensayos clínicos con decenas de miles de personas. Estos ensayos están específicamente diseñados para detectar cualquier efecto secundario u otros problemas de falta de inocuidad. 

Un comité de expertos externo convocado por la OMS analiza los resultados de los ensayos clínicos y recomienda las vacunas que deben utilizarse y el modo de usarlas. Posteriormente, incumbe a las autoridades de cada país autorizar o no el uso de cada vacuna en sus jurisdicciones y elaborar políticas para administrarlas, a partir de las recomendaciones de la OMS. 

 

Una vez introducida una vacuna contra la COVID-19, la OMS presta apoyo a la labor de los fabricantes, los funcionarios sanitarios de cada país y otros asociados para hacer un seguimiento continuado de cualquier posible problema relativo a su seguridad. 

Nuevas tecnologías vacunales

Algunas de las vacunas desarrolladas contra la COVID-19 contienen ARN mensajero (ARNm), una técnica que se lleva estudiando desde hace más de 10 años y que se ha utilizado para fabricar vacunas contra el zika, la rabia y la gripe. 

Los ensayos clínicos indican que estas vacunas proporcionan una inmunidad prolongada y su inocuidad se ha comprobado con el máximo rigor. Debido a que no contienen virus vivos, no interfieren con el ADN humano. Para más información sobre las vacunas de ARNm, consúltese la página de la OMS sobre los distintos tipos de vacunas contra la COVID-19

Inocuidad para distintos grupos de las vacunas contra la COVID-19

Las vacunas contra la COVID-19 se han evaluado en ensayos controlados aleatorizados de gran envergadura que incluyen a personas de muy distintas edades, de todos los sexos y de distinto origen étnico, y a personas con afecciones médicas conocidas. Los resultados indican que estas vacunas son muy eficaces en todos los grupos poblacionales. 

Algunas personas presentan enfermedades que aumentan el riesgo de que la infección por el SARS-CoV-2 de lugar asiento más graves de la COVID-19. Estas enfermedades pueden ser hipertensión arterial, diabetes, asma, nefropatías, hepatopatías, neumopatías e infecciones crónicas estables y controladas. De acuerdo con los estudios realizados, las vacunas contra la COVID-19 son eficaces e inocuas para todas estas personas

Algunas personas deben consultar a un médico antes de vacunarse; por ejemplo, las que están inmunodeprimidas, los ancianos muy débiles, las que han sufrido reacciones alérgicas graves a una vacuna con anterioridad, las infectadas por el VIH, las embarazadas y las madres que amamantan a sus hijos. Para más información sobre la seguridad de las vacunas para diferentes grupos, consulte nuestras preguntas y respuestas sobre la seguridad de la vacuna COVID-19.

Embarazo

Las mujeres embarazadas pueden vacunarse. Si se contrae la COVID-19 durante el embarazo el riesgo de padecer una forma grave de la enfermedad es mayor. También se corre más riesgo de dar a luz prematuramente. Aunque hay menos datos sobre la vacunación de las embarazadas, se han ido acumulando evidencias sobre la seguridad de la vacuna contra la COVID-19 durante el embarazo y no se han detectado problemas que la pongan en entredicho. Las ventajas de vacunarse superan a los posibles riesgos, especialmente en países con alta transmisión o si se realizan trabajos en los que existe mayor riesgo de exposición a la enfermedad. No hay riesgo de contraer la COVID-19 por la vacuna. Consulte a su proveedor de atención de salud para tomar una decisión informada sobre la vacunación.

Lactancia materna

Si está amamantando, conviene que se vacune contra la COVID-19 en cuanto le corresponda. Ninguna de las vacunas actuales contra la COVID-19 contiene virus vivos. Ello significa que no hay riesgo de transmitir la enfermedad a través de la leche materna debido a la vacuna.  De hecho, los anticuerpos que se generan tras la vacunación pueden pasar a la leche materna y ayudar a proteger al bebé.

Inocuidad para los niños de las vacunas contra la COVID-19

Es seguro administrar la vacuna de Pfizer a niños a partir de 5 años. Para este grupo etario la OMS recomienda una dosificación reducida de 10 µg (0,2 ml). Tanto Pfizer como Moderna son seguras en niños a partir de 12 años si se utiliza una dosis de 0,3 ml y 0,5 ml respectivamente.  No obstante, mientras la disponibilidad de las vacunas contra la COVID-19 sea reducida, la OMS recomienda que los países vacunen a los niños solo cuando se haya logrado una alta cobertura vacunal con dos dosis en los grupos de uso prioritario definidos en la Hoja de ruta de la OMS para el establecimiento de prioridades. Con todo, debería darse prioridad a los niños con afecciones de salud existentes para vacunarlos al mismo tiempo que otros grupos de alto riesgo.

Siguen realizándose ensayos para determinar si es seguro administrar otras vacunas contra la COVID-19 a los niños, por lo que las recomendaciones de la OMS se actualizarán cuando la evidencia avale un cambio de política.

Adoptar comportamientos protectores sigue siendo la mejor forma de protegerse contra la COVID-19, y proteger en particular a los niños, se esté o no vacunado. Mantenerse a una distancia de seguridad de las otras personas, evitar aglomeraciones, ponerse una mascarilla que ajuste bien y que cubra nariz y boca, ventilar bien los espacios interiores, lavarse las manos periódicamente y cubrirse al toser y estornudar, además de vacunarse cuando corresponda.





Este artículo llega a Ud./Uds. gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional
 


Actualizado ( Jueves, 24 de Noviembre de 2022 13:01 )