Sin embargo, me gustaría destacar que para que Chile sea un país desarrollado a corto plazo, se necesita hacer un mayor énfasis en la importancia de la Protección de Propiedad Intelectual y Transferencia Tecnológica. ¿De qué sirve que los alumnos de las universidades generen innovaciones o creaciones intelectuales sino tienen la asesoría apropiada y desconocen las herramientas para patentar sus productos? Podrían ser grandes ideas, pero si no se protegen y se explotan apropiadamente, el país no se beneficiará del fruto de las mismas de una manera efectiva.
Debemos seguir modelos como el de Finlandia, que siendo un país minero, invirtió en I+D, desarrollando nuevos productos y/o servicios que han tenido el apoyo del financiamiento del Gobierno, empresas e instituciones académicas que han confiado en Startups, incitándolas a patentar sus innovaciones con un objetivo comercial claro, comprendiendo que a mediano plazo obtendrán un retorno a la inversión.
Por eso, es fundamental abrir el debate nacional al patentamiento y explotación comercial de la innovación. La generación de conocimiento y su protección jurídica es el primer paso para que Chile se destaque como un país innovadoren el contexto internacional, ya que la propiedad intelectual no solo facilita el proceso de introducción de la tecnología innovadora en el mercado, sino que a la vez cumple una función esencial en el fomento de la competitividad del país.
El uso estratégico de una combinación de instrumentos de propiedad intelectual en el proceso de innovación puede contribuir a la obtención de mayores márgenes de beneficios y al mantenimiento de la posición de mercado, lo que permite a las empresas tecnológicas innovadoras obtener un mejor rendimiento de la inversión.
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